Recibir el diagnóstico de una enfermedad es muy difícil, ya sea de uno mismo, de un pariente o de un amigo. ¿Cómo no sentirse solo en estos momentos? Jesús, el Cristo Ecuménico, el Divino Estadista, enseña en Su Evangelio, según San Lucas 21:18 y 19: “Ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza sin que Dios lo sepa. Con su perseverancia, salvarán sus Almas”.
¡Así que no estamos desamparados! Durante el tratamiento médico, pueden surgir preocupaciones por el agravamiento de la enfermedad, sin embargo, ¡mantenga la buena salud del espíritu, aquella que se alimenta de la Esperanza, de la Alegría, de la vivencia de los más nobles sentimientos! Cuando vea todo lo que ya ha logrado, ha aprendido y superado, se dará cuenta de que está más resistente al dolor e incluso más perceptivo al sufrimiento de los demás. Incluso con el cuerpo débil, se puede tener el Espíritu fuerte, y confiar en el Padre Celestial para superar todos los desafíos.
La oración le traerá la paz y el equilibrio
Ore con nosotros, haga su súplica y encuentre el valor para continuar con el tratamiento y vencer, uniendo las orientaciones médicas a la fuerza y a la Sabiduría del Padre Celestial. Nos enseña el Presidente Predicador de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo, José de Paiva Netto: “En la felicidad o en el dolor, el ser humano nunca está solo. Sabiéndolo o no, creyéndolo o no, tiene a Dios en sí”.