Descubre cómo sobrellevar el dolor del duelo

Alan Mateus Rosseto
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04/03/2025 | Martes | 15:25 horas

Sin duda, uno de los momentos más difíciles de la existencia humana en la Tierra es enfrentar la muerte o, como lo explica la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo, el regreso de un ser querido al Mundo Espiritual.

Enfrentar el dolor del duelo puede parecer muchas veces insoportable, y convivir con la ausencia de un ser querido, con el sentimiento de vacío en el día a día puede ser un gran desafío.

Sin embargo, si estás pasando por el dolor del duelo, sigue con nosotros en esta lectura. Y si conoces a alguien que esté sufriendo y necesita comprender mejor este momento difícil, comparte este mensaje de consuelo, que le hará mucho bien. La Religión del Tercer Milenio está aquí para brindar el apoyo necesario en este proceso.

A través de las enseñanzas de Jesús y de la Espiritualidad Ecuménica, presentaremos alternativas y posibilidades para fortalecer tu corazón y ayudarte a vivir este proceso de una manera más serena.

En una de sus reflexiones, el escritor Paiva Netto, Presidente Predicador de la Religión Divina, nos presenta una importante aclaración en su blog (paivanetto.com/es):

“El gran secreto de la Vida es, amando la Vida, saber prepararse para la muerte o Vida Eterna, en el momento correcto, determinado por Dios”.

Llamamos fraternalmente la atención para equilibrar cada día lo mejor de nuestra experiencia terrenal, sin olvidar que la vida continúa después de la muerte y que debemos prepararnos para la continuidad del camino en la eternidad, sin temor ni angustia.

Los expertos en salud atestiguan la importancia de hablar previamente de la muerte con familiares y amigos para garantizar una preparación adecuada y enfrentar mejor el dolor del duelo.

El dolor del duelo y el diálogo

La psicóloga Karen Scavacini, creadora, cofundadora, coordinadora y responsable técnica del Instituto Vita Alere para la Prevención y Postvención del Suicidio, nos recuerda:

“El duelo es un proceso saludable y fundamental para resignificar tu vida después de una pérdida. Muchas personas piensan que no deberías vivir el duelo o que este tiene una etapa definida, un tiempo límite para terminar. [Sin embargo,] el duelo tiene efectos biopsicosociales, por lo que te afectará física y emocionalmente, y a las personas que conviven contigo. En el mundo en el que esa persona estaba presente, ahora ya no existe; por eso, no se trata solo de la pérdida de la persona, sino también de todo lo que imaginabas vivir con ella y de lo que vivieron juntos. Por supuesto, los recuerdos permanecen. Sabemos que alguien ha atravesado el proceso del duelo cuando el sufrimiento se convierte en añoranza. Nunca dejaremos de echar de menos a esa persona que partió, pero el sufrimiento relacionado con la pérdida disminuye. Ese es el proceso del duelo: cuando atravesamos una pérdida, nos adaptamos a ella, resignificamos la vida y mantenemos la añoranza. No se trata de olvidar, en absoluto. Es importante que se recuerde a la persona y que se cuenten historias sobre ella, porque permanece en la familia, permanece con las personas que están vivas, aunque de otra manera, a través de la memoria. Entonces, si dejamos de hablar de ella y pensamos que no podemos mencionarla, estamos creando un tabú dentro de la familia. (...) La forma que cada persona vive el duelo depende de sus experiencias previas con otras pérdidas: si es el primer duelo o no, la edad que tiene, las circunstancias de la muerte (si fue un accidente o una enfermedad), su relación con la persona y sus creencias sobre lo que sucede después de la muerte; características únicas que estarán relacionadas con la personalidad de la persona, que hacen que el duelo sea un proceso profundamente individual. Por eso, dentro de una misma familia, el padre puede vivir el duelo de una manera, la madre de otra y el hermano de otra distinta; a veces, esto genera una crisis dentro de la familia, porque alguien cree que hay que llorar o que tiene que actuar de tal manera… Sin embargo, hay que entender que el sufrimiento se expresa de maneras diferentes y eso debe ser respetado”.

Por eso es importante hablar de este tema. Si no hubo oportunidad de hablar sobre la muerte con la familia, los amigos y los seres queridos, preparando los corazones para enfrentar esta desafiante realidad del duelo, todavía hay opciones para aliviar el dolor del duelo.

Compartimos tres recomendaciones clave:

1. Tomar conciencia sobre la eternidad de la vida

El Cristo de Dios enseñó a la mujer samaritana, junto al pozo de Jacob, en Su Santo Evangelio, según San Juan, 4:24 que “Dios es Espíritu; y es necesario que los que Lo adoran, Lo adoren en Espíritu y en Verdad” y en el Génesis, 1:27, tenemos la enseñanza de que “Dios creó al ser humano a Su imagen y semejanza”.

Por lo tanto, fuimos creados por Dios como Espíritus Eternos. Necesitamos periodos evolutivos en la Tierra para progresar hacia el Padre Celestial a lo largo de varias encarnaciones, pero nuestra Patria de Origen es el Mundo Espiritual.

La conciencia de esta realidad no solo nos ayuda a vivir de manera más fraterna y conectada con el Bien, sino que también nos ayuda a enfrentar mejor el dolor del duelo cuando un ser querido regresa a la Patria Espiritual.

En el Santo Evangelio del Cristo de Dios, según San Juan, 14:2, el Divino Maestro enseña que “en la Casa de mi Padre hay muchas moradas. Si así no fuera, ya les hubiera dicho. Así que voy a preparar lugar para ustedes”, confirmando así la continuidad de la Vida después de la muerte y la acogida que Él promoverá, junto a los equipos espirituales de Luz, a aquellos que tanto amamos cuando lleguen al Cielo de la Tierra. Por lo tanto, no falta el apoyo Divino para ellos ni para nosotros en los momentos difíciles del duelo.

En el libro Los muertos no mueren, del escritor Paiva Netto, en la página 152, es posible observar un relato de los reencuentros que ocurren en el Mundo de la Verdad cuando respetamos el tiempo de vida en la Tierra, asegurando el cumplimiento de nuestra misión:

“Un verdadero reencuentro ocurre con los seres reencarnados cuando regresan al Mundo de la Verdad en el momento correcto. Cuando llegan, son encaminados a las regiones con las que espiritualmente se encuentran afines y viven un periodo de ajuste. Todo es atracción. Reaprenden las costumbres de nuestra Patria de origen, repasan sus experiencias y acciones mientras vestían la vestimenta física, traen informes sobre qué pasa en la Tierra o reciben noticias de sus seres queridos que están en el Plano Espiritual”.

2. Practicar la oración 

La oración es una de las formas más directas de contacto con el Mundo Espiritual y nos conecta con Dios, Jesús y la Bendita Espiritualidad, para recibir el apoyo necesario para enfrentar y sobrellevar el dolor del duelo.

También promueve, a través de la elevación del pensamiento sumada al sentimiento de amor, una relación de afecto, cuidado y protección con los seres queridos que continúan su viaje evolutivo en otro plano.

En el libro “Los muertos no mueren”, en la página 58, el escritor Paiva Netto describe cómo la oración es un recurso práctico no solo para conocer la eternidad de la vida, sino también para entrar en este universo, liberándonos de posibles miedos relacionados con la muerte. Destacamos:

“(...) Por ello es inteligente no temerla. Además, el ejercicio de la oración aleja de nosotros el miedo, nos abre la conciencia para la eternidad de la vida. El propio acto de orar significa dirigirse a un Ser Superior que se encuentra por encima de lo que denominamos muerte”.

La oración ayuda a alejar el miedo. Por eso, te invitamos a orar siempre que sea posible y necesario, ya que te da aún más fuerza, perseverancia, consuelo y valentía.

Si sientes que "no tienes fuerzas para orar o no puedes calmar tus pensamientos angustiados, te sientes débil para continuar, te sientes abandonado", pide ayuda a un familiar, un amigo cercano o un ser querido. 

Incluye los nombres de tus seres queridos en el Libro de Oraciones.

También en el libro “Los muertos no mueren”, en la página 79, en el subtítulo “Día de los Vivos”, el escritor Paiva Netto relata su experiencia relacionada con la oración, cuando sus queridos padres y su hermana regresaron a la Patria de la Verdad:

“Cuando mis queridos y amados padres, Idalina Cecília de Paiva (1913-1994) y Bruno Simões de Paiva (1911-2000), y mi adorada hermana, Lícia Margarida de Paiva (1942-2010), fallecieron, mi corazón lo padeció mucho. Sin embargo, comencé a realizar un conmovido diálogo con el Creador, amenizando la nostalgia y trasmitiéndoles mensajes de paz y gratitud. Enseguida sentí que siguen vivos, ¡porque los muertos no mueren! Suelo afirmar: cuando se ora, el Alma respira, fertilizando la existencia espiritual y humana. Hacer una oración resulta esencial para despejar el horizonte del corazón”.

Al compartir su experiencia con el ejercicio de la oración en Jesús, ante la muerte de sus seres queridos, el Hermano Paiva la exalta como una forma de recibir la fuerza y el apoyo de la Divina Providencia en los momentos adversos de la vida para enfrentar y superar el dolor del duelo.

3. Recordar los buenos momentos

Los recuerdos de los buenos momentos vividos en la Tierra junto a la persona fallecida son otro factor fundamental para aliviar el corazón ante el dolor del duelo.

Nos remiten a ocasiones especiales que quedarán registradas para siempre en los corazones de quienes partieron y de quienes permanecen en la Tierra, definiendo circunstancias que contribuyeron para que el amor y la afinidad se expandieran, mientras que las situaciones difíciles, más vinculadas a los momentos finales del ser querido en el mundo material, son pasajeras y quedarán atrás con el paso del tiempo.

“La muerte es un fenómeno natural de la vida y exige adaptaciones tanto para aquellos que regresan al Plano Espiritual como para los que permanecen en la Tierra. La nostalgia se manifiesta en este lado de la existencia, así como en el del allá, porque el sentimiento de Amor Fraterno mantiene a las Almas interconectadas. El duelo es un proceso que debe ser respetado. Es humano. Debemos brindar comprensión y apoyo para que nadie se sienta solo en este momento. Sin embargo, siempre cordialmente orientamos que no se cultiven vibraciones de tristeza, ya que eso también alcanza al Espíritu que está en recuperación, y ella o él está mucho más sensible a lo que le trasmiten”. (Fuente: “Los muertos no mueren”, página 390).

Incluso cuando el regreso al Mundo de la Verdad sea a través del suicidio, que “no resuelve las angustias de nadie”, como afirmaba el inolvidable Hermano Alziro Zarur (1914-1979), porque este gesto precipitado causa mucho sufrimiento al Espíritu en su llegada antes del tiempo a la Patria Espiritual; para quienes permanecen en la Tierra y sienten un gran dolor por la muerte de un familiar en esta circunstancia, es igualmente importante recordar los buenos momentos vividos junto a la persona, como relata la psicóloga Gabriela Gehlen en una entrevista concedida al Programa ¡Vivir es Mejor!, de la Buena Voluntad TV:

“Los que están en duelo por el suicidio necesitan recuperar a la persona que perdieron y su relato de vida, su biografía, su historia, su marca, lo que dejó en la vida de los demás: contar historias, compartir cosas, sentir curiosidad por descubrir facetas que no conocían. En nuestra clínica, hacemos un certificado de vida, que contrarresta el peso de un certificado de defunción. Y todos pueden hacerlo, los que están en duelo, porque es un simple papel en el que registramos todo lo que recordamos que formaba parte de la vida de esa persona: su frase característica, algo que la hacía reír, su música, su lugar preferido. ¿Por qué? Necesitamos que esa persona sea reconocida como individuo, en su singularidad, y no solo marcada por la forma en que murió. ¿Y qué le decimos a alguien en duelo por un suicidio o por cualquier tipo de muerte? ‘Estoy aquí. Si quieres hablar, aquí estoy; si necesitas ayuda, aquí estoy; si necesitas tiempo, estoy aquí y te esperaré’. Porque cualquier cosa que intentes decir, como una frase hecha, puede no ser bien recibida, puede no sonar verdadera. Entonces, dependiendo de tu cercanía, abrázala y di: ‘Estoy aquí y pasaré por esto contigo’. Y estar realmente presente para escuchar a esa persona”.

Esperamos que estas tres sugerencias mencionadas anteriormente (conciencia de la eternidad de la vida, el ejercicio de la oración, buenos recuerdos) puedan contribuir de alguna manera a sobrellevar el dolor del duelo con más conciencia y paz en el corazón.

Además del apoyo espiritual, cuando sea necesario, es importante buscar apoyo psicológico, especialmente en situaciones en las que el dolor del duelo perdura y nos impide volver gradualmente a las actividades del día a día.

Para las personas en duelo por el suicidio, aún más importante es la recomendación de buscar ayuda del sector de la salud, especialmente cuando la red de apoyo es deficiente y la persona se siente sola y aislada ante tal sufrimiento.

Reforzamos lo que nos enseña nuestro amigo espiritual, el Dr. Bezerra de Menezes, en la Revolución Mundial de los Espíritus de Luz, en la Cuarta Revelación, la Religión Divina, en un mensaje espiritual del 29 de octubre de 2005:

“Enciendan, a través de la fuerza de las obras edificantes, las verdaderas luces, que son como faros poderosos, que elevan desde las esferas terrenales hacia lo Alto, a quienes ya brillan en el Mundo Espiritual. Esto es lo que les pedimos. Entendemos el sentimiento de añoranza. Pero en lugar de llorar, ¡buenas acciones!”.

¡Te deseamos a tu corazón mucha paz y fortaleza!

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