Muchos son los desafíos enfrentados por los niños y jóvenes actualmente, aunque diferentes del “mundo de los adultos”.
Además de aquellos que son propios de la edad, ellos sufren, por ejemplo, cuestiones relacionadas con violencia, bullying, drogas, erotización precoz y depresión que, en casos extremos, pueden llegar al suicidio en la infancia o en la adolescencia.
Muchas veces esas situaciones se agravan por miedo, frustración y falta de esperanza en el futuro, dada la cantidad de noticias y situaciones a las que tienen acceso en los noticieros o viven en su vida cotidiana.
¿Cómo protegerlos de esos peligros tan reales y veloces? El Presidente Predicador de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo1, José de Paiva Netto, defiende que “Administrar es llegar antes”.
A partir de esa perspectiva que nos invita a anticiparnos a los peligros del mundo, vamos a reflexionar sobre nuestro papel ante este escenario; cómo podemos prepararnos para actuar a tiempo y de forma segura, logrando que los más jóvenes eviten o superen las situaciones difíciles de la vida con equilibrio y sin desesperación.
Se muestra a continuación un estudio ecuménico del tema, proferido en una de las reuniones públicas en las Iglesias Ecuménicas de la Religión del Tercer Milenio, conducida por la Ministra Predicadora de la Religión del Amor Universal, Paula Suelí:
En Espíritu y Verdad, a la Luz del Nuevo Mandamiento de Jesús, vamos al estudio del Evangelio de Jesús, según San Lucas, 19:1 al 10, en el pasaje Zaqueo, el publicano:
1 Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
2 Había allí un hombre muy rico llamado Zaqueo, jefe de los cobradores de impuestos.
3 Él procuraba ver quién era Jesús, pero no podía por causa de la multitud, pues era pequeño de estatura.
4 Entonces, Zaqueo corrió delante, subió a un sicómoro para verLo, porque por allí había de pasar el Cristo de Dios.
5 Cuando el Divino Amigo llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, lo vio y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que me hospede en tu casa.
6 Entonces [Zaqueo] descendió aprisa y Lo recibió con alegría.
7 Al ver esto, todos murmuraban y decían: Él va a hospedarse en casa de un pecador.
8 Zaqueo, entonces, de pie ante Jesús, Le dijo: Señor, donaré la mitad de mis bienes a los pobres y, si en algo he defraudado a alguien, restituiré cuatro veces más.
9 Le dijo entonces Jesús: Hoy entró la salvación en esta casa, por cuanto él también es hijo de Abraham.
10 Porque el Hijo de Dios vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Jesús nos enseña a percibir quién necesita ser cuidado
Mis hermanos, necesitamos observar las lecciones que están en este pasaje para proteger a los niños y a los jóvenes de los peligros de nuestro tiempo. Al mirar los primeros versículos, percibimos que Jesús estaba atareado, ya que una multitud Lo seguía.
Sobre Él ciertamente estaba el peso de las responsabilidades inmensas de aquella misión inigualable: presentar el conocimiento de Dios como la Humanidad nunca había oído. Él entró en Jericó, atravesaba la ciudad y muchas personas Lo buscaban angustiadas e infelices.
¡Cuánto trabajo tenía el Cristo! Pero, esto no Le impidió reconocer a alguien en sufrimiento, puesto que Jesús levantó los ojos en dirección a Zaqueo, observó a aquel hombre y habló con él.
En el versículo 4, vemos que Jesús reconoció el esfuerzo de Zaqueo (al subir al árbol para verLo) y comprendió que él necesitaba atención, cuidado y consideración personal. Esto se relaciona con nuestra vida.
¿Será que nosotros levantamos nuestros ojos para observar verdaderamente a aquel que necesita nuestra ayuda, y hablamos de corazón con esa persona? Nosotros necesitamos pensar como el Cristo: “No es un peso”, “yo no lo estoy haciendo porque es una obligación, porque todo el mundo espera esto de mí”. Yo lo hago porque reconozco el valor de esa persona que está ante mí.
Hablaron mal de Jesús por Su actitud. Y así puede suceder con nosotros, cuando alguien nos interroga diciendo: “¿Por qué usted desconfía de ese niño? ¿Por qué usted está importunando a su hijo? ¡Los adolescentes son así!”.
Pero, y entonces, ¿qué debemos hacer? ¿Desistir y considerar que está todo bien? ¿Y si no estuviera todo bien? Hoy, gracias a Dios, se tiene conocimiento científico para comprobar que existe sufrimiento en la infancia, en la adolescencia y en la juventud.
Por ejemplo, niños y jóvenes también entran en depresión.
Entonces, ¿vamos a ignorar este hecho? ¿Pensar que un día ellos se encontrarán con algo peor y percibirán que el sufrimiento de antes no era tan grave como parecía? ¿Será que llegará ese momento? ¡No podemos correr ese riesgo!
Nosotros necesitamos levantarnos y decirles (como dijo el Cristo: “es necesario que me hospede en tu casa”): “Es mi interés, yo estoy comprometido en ayudarte”, “yo estoy aquí porque te amo, porque a mí me importas”. ¿Será que todos los hijos saben esto respecto a sus padres?
No solo los padres biológicos o por adopción, sino los padres educadores, abuelos, tíos, o también los compañeros de trabajo de los más jóvenes. ¿Será que nosotros demostramos que tenemos un interés honesto, sincero y verdadero por su felicidad?
¿Será que nosotros entramos en esa casa, como hizo el Cristo con Zaqueo? El Cristo nos está llamando la atención para esto.
“Porque el Hijo de Dios vino a buscar y a salvar lo que estaba perdido”, afirmó el Divino Maestro. ¿Qué es estar perdido hoy en día? Podemos interpretarlo como las personas sin rumbo o aquellas que están en un rumbo confuso y que no es lo mejor para ellas.
¿Cuántos niños y jóvenes están en esta situación? Para ellos, la impresión es que los más viejos nunca entenderán sus problemas, no saben lo que ellos están sufriendo. Pero, ellos son capaces de entender, ¡sí! ¡Porque fueron adolescentes, son seres humanos y espirituales que pueden ser inspirados por Dios!
Sin embargo, si no observamos las señales en casa, ¿cómo podremos proteger a esos niños y jóvenes? Y esa no es una historia del pasado. ¡No! Esto está sucediendo hoy, todos los días. Pues ¿cuáles son los peligros de nuestro tiempo?
El bullying, por ejemplo, una persecución sistemática que hace que la persona crea que no vale nada. Y hay niños sufriendo esta situación en este momento, que desean morir por ese motivo. En realidad, desean que el sufrimiento acabe y llegan a imaginar que el suicidio dará fin al dolor, lo que no es verdad.
Lea más:
+ Suicidio infantil — ¿Cómo prevenir y proteger a nuestros niños?
+ ¿Y si la muerte no fuera el fin de la vida?
+ ¿Cómo superar la tristeza y la depresión?
¡El consumismo también es un sufrimiento terrible! Una situación en la que la persona piensa que su valor está en lo que tiene. ¿Ustedes ya pensaron cuán opresor es esto? “No tengo valor porque no tengo aquel pantalón, no tengo aquel teléfono celular, no puedo ir a aquel show...”.
Esto no es lo que nosotros somos, esto es superficial y pasajero, por consiguiente, no puede ser parámetro para la autoestima, para el valor que alguien juzga tener o no...
¿Y en cuanto a los patrones de belleza? ¿Cuántos niños, adolescentes y jóvenes se consideran feos, gordos, inapropiados...? ¿Tienen vergüenza del cabello y del color de la piel? ¡Y ellos son todos maravillosos! ¡Todos singulares e insustituibles!
Pero, ¿quién les dirá esto? ¡Nosotros! ¡Nosotros necesitamos decirles que son amados, extraordinarios, únicos y que también vivirán muchas cosas maravillosas! Y aún más: que a Jesús Le importa cada uno de ellos.
Conocimiento espiritual: comprensión imprescindible para la protección de la infancia y de la juventud
Necesitamos aprender a proteger a niños y jóvenes de los peligros tan veloces de nuestro tiempo. Y esto exige de nosotros gran agilidad. Vamos a hacerlo juntos, porque la Religión del Tercer Milenio nos muestra cómo llegar a ese objetivo.
El Presidente Predicador de la Religión Divina, José de Paiva Netto, defiende que “Administrar es llegar antes”.
En la educación de los hijos podemos interpretar que esto significa: buscar la intuición en Dios, establecer confianza, diálogo, conocer realmente quiénes son esas personas tan preciosas que Dios puso en nuestro Hogar.
En su artículo El equilibrio como objetivo, Paiva Netto nos enseña la lógica de educación que nos ayudará realmente a proteger a los más jóvenes:
"La comprensión de las masas deberá ir madurando hasta que entiendan el valor de la ciudadanía en su sentido amplio, porque no es suficiente considerar al ciudadano solamente en su contexto físico, sino también en el espiritual, ya que cualquier componente de los grupos humanos está, en síntesis, formado de cuerpo y Alma. En definitiva, originalmente somos Espíritu. He ahí el significado completo de ciudadanía, que no puede tener en cuenta tan sólo el analfabetismo de las letras humanas, sino también la ignorancia de los temas espirituales".
En este punto, el escritor nos llama la atención sobre el hecho de que aquellos que educamos están formados por cuerpo y Alma, son ante todo seres espirituales.
Entonces, si no podemos admitir el analfabetismo de las letras, de igual forma, nosotros tampoco podemos permitir el analfabetismo espiritual.
Porque, una persona que no fue alfabetizada por las letras humanas enfrenta muchas limitaciones en su quehacer diario, le es difícil ir y venir sin depender de alguien, no vive con igualdad, su derecho a la dignidad sufre las amenazas constantes del no acceso.
Cuando el individuo no conoce las Leyes Divinas, no comprende sus deberes y derechos espirituales, y desconoce los extraordinarios valores que lleva en el Alma, vive el analfabetismo espiritual, por lo que tendrá limitaciones y sufrimientos aún mayores.
En ese analfabetismo quedamos rehenes de una ignorancia mucho peor, que reduce nuestra vida solo a las circunstancias materiales. Por esto, es necesario entender que antes de cuerpo, nosotros somos Espíritus eternos.
Reflexionen si los más jóvenes pensaran que toda la riqueza que pueden adquirir en la vida es la riqueza material. ¿Serían felices? ¿Quién les garantiza que esta riqueza material nunca se perderá?
¿Cómo esa riqueza resolverá sus cuestiones existenciales más profundas, el anhelo por amor sincero, la necesidad de ser útil, solidario, bueno?
Para que haya felicidad, hay una riqueza más amplia, una conquista espiritual impostergable. Por lo tanto, si las personas crecen pensando que esto es la vida, que las conquistas materiales son el propósito de la existencia, estaremos enterrándolas mientras “viven”.
Los recursos materiales son medios de supervivencia, pero no es para consumirlos que nacemos en la Tierra.
La Religión del Tercer Milenio nos aclara que nacemos para evolucionar espiritualmente, desarrollarnos en familia, crecer en comunidad, aprender a vencer nuestros miedos, divergencias, limitaciones y errores del pasado, por la Ley Universal de la Reencarnación2.
Y a partir de esa conciencia, haremos que los niños y jóvenes sepan distinguir lo que debe o no ser prioridad en sus vidas.
+ Comprenda más sobre el propósito de nuestra existencia en el artículo de Paiva Netto: “El ser humano fue creado para la Vida”.
Entonces, prosigue el Presidente Predicador de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo, en el artículo El equilibrio como objetivo:
"Esta es una situación que no afecta sólo a Brasil, es mundial: durante generaciones se fue ofreciendo a la gran mayoría de los niños y jóvenes poco más que basura.
Después hay quienes se sorprenden con el resultado obtenido por tan funesta siembra, la cultura del crimen, que se deleita en el conflicto entre pueblos, o inclusive dentro de las familias, verdaderas guerras civiles no declaradas, de la cual la juventud es la principal víctima (Apocalipsis, 8:7), causando otras tantas en todas las clases. 'La Primera Trompeta - El primer ángel tocó la trompeta y fueron lanzados a la Tierra granizo y fuego mezclados con sangre. Entonces, fue quemada la tercera parte de la tierra y de los árboles y también toda la hierba verde (la infancia y la juventud).'
No basta subir el vidrio del auto. Es suicidio desviar la atención de los hechos".
Por lo tanto, ¿qué tendremos, si no nos levantamos y no los protegemos espiritual y materialmente, enseñando a esos niños y jóvenes a defenderse de la violencia y de la opresión que sufren constantemente a través de videojuegos, películas, juegos, Internet y redes sociales?
Tendremos la tristeza de no asegurar ese futuro bueno para todos, además de la profunda infelicidad de ser testigos del sufrimiento de aquellos que nosotros amamos y que Dios nos confió personalmente, para cuidar aquí en la Tierra.
Siendo así, seamos aquellos que materializan con coraje, todos los días, las enseñanzas de Jesús contenidas en Su Evangelio Apocalipsis. Honremos a quienes nos precedieron en esa lucha, honremos la donación incesante del Cristo de Dios por nosotros.
Lea más:
+ Suicidio infantil — ¿Cómo prevenir y proteger a nuestros niños?
+ ¿Y si la muerte no fuera el fin de la vida?
+ ¿Cómo superar la tristeza y la depresión?
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1 Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo: También denominada Religión del Tercer Milenio y Religión del Amor Universal. Se trata de la Religión Ecuménica de Brasil y del mundo.
2 La Religión Divina reconoce la Ley Universal de la Reencarnación y aclara que ella es la nueva oportunidad concedida por Dios para la evolución espiritual de Sus criaturas. En el libro Apocalipsis sin miedo, páginas 73 y 74, escribe Paiva Netto: "No dejemos escapar de la memoria lo que prometimos, en la Esfera Espiritual, realizar en la Tierra en beneficio de los semejantes. Generalmente, estamos eliminando errores cometidos en existencias anteriores. Quiero reiterar lo siguiente: la reencarnación no es un castigo de Dios. Al contrario, es Su misericordia concediéndonos nuevas oportunidades. Es mejor que el infierno eterno. ¿Cómo un padre va a desear que su hijo, por más que se haya equivocado en una vida de 50, 60, 70, hasta de 100 años, pase toda la Eternidad en el sufrimiento infernal, en las llamas que no se consumen? (...)”.