Todo el mundo tiene por lo menos un Ángel de la Guarda, conforme nos enseña la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo1.
Ese Espíritu de Luz —que recibe muchas denominaciones, dependiendo de la creencia— es un verdadero amigo que se propone guiar, proteger y ayudar espiritualmente a los seres humanos de diversas formas.
Por lo tanto, son espíritus fuertes, como explica el Presidente Predicador de la Religión del Tercer Milenio, José de Paiva Netto, en el libro Directrices Espirituales de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo, segundo volumen, pág. 96:
“En oposición a la figura inocente de un niño con alas, tocando el arpa, el Ángel es un Espíritu de Luz, que, estando en el camino de su evolución hasta integrarse en el Padre Celestial, alcanzó un estado espiritual elevadísimo y, en un próximo paso, habrá alcanzado la categoría de Arcángel. Tales entidades muy desarrolladas (como un día serán todos los Espíritus, incluso los que hoy están reencarnados en la Tierra, en la condición de seres humanos) nada tienen de frágiles. Al contrario, en diversos pasajes bíblicos aparecen poseedores de grandes poderes sobre el destino de los pueblos, ejecutando tareas punitivas contra los infractores de las Leyes Divinas. El Apocalipsis de Jesús está repleto de estos ejemplos”.
Ante esto, en una visión ecuménica, presentamos tres cuestiones fundamentales que usted necesita saber sobre su Ángel de la Guarda. Ellas serán presentadas a partir del entendimiento de la inmortalidad del alma y del proceso de las vidas sucesivas en que estamos insertados: la Reencarnación.
1. ¿Cómo se eligió su Ángel de la Guarda para protegerlo?
Nos aclara la Religión del Amor Universal que, cada vez que reencarnamos, nuestra vida material tiene un propósito espiritual2, en el que pasamos por un proceso de aprendizaje. Y para que podamos cumplir integralmente ese propósito, la misericordia Divina permite que cada uno, antes de reencarnar (en el mundo espiritual), planifique su existencia y firme compromisos con espíritus que lo ayudarán en esa trayectoria.
De esta forma, esos Espíritus evolucionados pasan a ejercer en períodos específicos de nuestra vida el papel de Ángeles de la Guarda. Serán siempre espíritus que tengan una afinidad, una vinculación con nosotros.
Por lo tanto, ellos no fueron elegidos aleatoriamente por Dios. Al contrario, son cercanos a nosotros, talvez de otras existencias, y que en esa jornada asumen el compromiso de ayudarnos, con el consentimiento del Padre Celestial.
+ ¿Qué es la Reencarnación y por qué es necesaria?
2. ¿Cómo se comunica nuestro Ángel con nosotros?
La comunicación se da de muchas formas y está presente en el quehacer diario de las personas, mucho más de lo que se pueda imaginar. Y para la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo, la forma más eficaz y directa de esa comunicación ocurre a través de la intuición, en la que recibimos de nuestro Ángel de la Guarda el conocimiento espiritual que necesitamos.
“La Intuición Divina es, en cada uno de nosotros, la propia Razón del Creador. Por esto, cuando efectivamente la cultivamos, el Señor del Futuro nos avisa, con anticipación, sobre los hechos venideros, pequeños o grandes”, conforme esclarece Paiva Netto.
Es posible, sin embargo, que no comprendamos con facilidad el mensaje que el Ángel de la Guarda nos quiere transmitir, incluso por la falta de ciertos hábitos que nos vinculen a ellos. Entonces, ¿cómo afinar esa comunicación?
Es necesario conectar perfectamente el pensamiento a los Cielos, es decir, a los valores que se encuentran en esas regiones superiores, como Paz, Generosidad, Amor, Felicidad, Misericordia. Esto puede hacerse de muchas formas, pero principalmente por comportamientos que tranquilizan y calman el Alma, por la oración y meditación, además de la buena lectura, conversaciones y músicas que promuevan la Solidaridad, el Respeto, la Fraternidad en las relaciones cotidianas.
De esa forma, nosotros estaremos en sintonía con ellos, que se encuentran en el Mundo Espiritual Superior, y así lograremos comprender el mensaje que los Ángeles de la Guarda desean transmitirnos.
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Por este motivo, lo contrario también sucede. Cuando el ser humano está lleno de amargura, rabia, envidia, egoísmo, desánimo, él mantiene la mente perturbada. Y aunque su Ángel Protector intente alertarlo o confortarlo, él no logrará captar el mensaje, pues no estará en la misma frecuencia vibratoria.
De ahí la tan necesaria advertencia de Jesús en Su Evangelio, según San Mateo, 16:19:
“Lo que unas en la Tierra, Yo lo uniré en el Cielo; lo que desunas en la Tierra, Yo lo desuniré en el Cielo”.
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3. ¿Puede el Ángel de la Guarda apartarse de nosotros?
No podemos atribuir al Ángel de la Guarda las fallas o los hábitos humanos. Él es un espíritu evolucionado y consciente de su papel de cuidar y amparar. Siendo así, jamás nos abandona. Una vez asumido el compromiso en el Mundo Espiritual Superior, él nos acompaña todo el tiempo que le fuera designado para eso, siempre respetando la libertad, privacidad, y el tiempo de evolución de cada uno.
Y de la misma forma como ya mencionamos anteriormente, si el pensamiento no está elevado espiritualmente, él no podrá cumplir de forma integral su papel; no porque no quiera, sino porque no creamos la condición necesaria para que esto ocurra.
En el libro Conversando com o seu Anjo da Guarda – A Agenda Espiritual (Conversando con su Ángel de la Guarda – La Agenda Espiritual), pág. 19, del Dr. Bezerra de Menezes (Coordinador en el Mundo Espiritual de la Revolución Mundial de los Espíritus de Luz), psicografía de Francisco de Assis Periotto, encontramos un importante mensaje del Hermano Flexa Dourada (Espíritu):
"No nos olvidemos de rogar la ayuda de los Ángeles de la Guarda. ¡No dejemos de hacerlo nunca! Cuando nos olvidamos de esos Protectores Celestiales, ellos no nos pueden ayudar, porque no se hace la sintonía necesaria con el Mundo Elevado. Entonces, se convierten en simples acompañantes, y esto es muy triste tanto para ellos como para Ustedes. Pidamos siempre el amparo de los Ángeles de la Guarda, y ellos se harán sentir por la intuición, inspiración celestial, en particular o en público".
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1 Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo: También denominada Religión del Tercer Milenio y Religión del Amor Universal. Se trata de la Religión Ecuménica de Brasil y del mundo.
2 Propósito espiritual o Agenda Espiritual: Enseña la Religión del Amor Universal que nadie nace en la Tierra sin un propósito de existencia. El Educador Celestial, Jesús, nos dio Su ejemplo: “Descendí del Cielo, no para hacer mi propia voluntad, sino la voluntad de Aquel que me envió.” (Evangelio, según San Juan, 6:38). Por lo tanto, cada uno de nosotros, antes de reencarnar en la Tierra, asumimos en el mundo espiritual —nuestra patria de origen— un conjunto de compromisos, desafíos y situaciones, que componen nuestra Agenda Espiritual.