Oración para calmar el corazón

¿Qué hacer cuando se quiere sentir Paz y fortaleza espiritual? Recurrir a una oración sincera para calmar el corazón es la garantía de que lograremos este objetivo.

Por eso, le invitamos a conocer un poco más sobre este poderoso recurso y a entonar una hermosa oración que fortalecerá su Alma.

Ya sea escuchar música elevada, leer un capítulo del Santo Evangelio y del Apocalipsis de Jesús o pronunciar palabras de agradecimiento, también son formas de orar, de mejorar nuestros pensamientos y dar cabida a nuevas y renovadas actitudes para que formen parte de nuestra vida. ¡Porque la oración siempre debe combinarse con buenas obras!

Y en todos estos momentos, al hacer una oración, eso también debe estar presente: debemos confiar firmemente en Jesús y en Su poder extraordinario, es decir, en el apoyo celestial, en la Justicia Divina, en el Amor de Dios para todos nosotros, la humanidad.

Enseña el Hermano Paiva Netto, Presidente Predicador de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo, en su artículo Vencer afirmado en el Cristo y con el corazón feliz:

“He tenido la inmensa alegría de afirmar que el Divino Maestro es una Escuela Viva de Liberación para los habitantes de la Tierra y del Cielo de la Tierra. Con el pensamiento afirmado en Él, la Sabiduría de las Estrellas descenderá abundantemente sobre todos nosotros. Él es la certeza que no frustra, el Gran Amigo que no abandona a un amigo en medio del camino, El que nos revela todo sobre la Ciudadanía del Espíritu. No me canso de repetirlo”. 

A la luz de estos esclarecimientos, oremos a Jesús esta oración para calmar el corazón:

Oración para calmar el corazón

Oración ¡Jesús!

Paiva Netto 

¡En la Tierra, Cristo es el Señor!

Estará conmigo a donde vaya.

Bajo al mar, subo a los Cielos,

venzo al odio y el desprecio.

Canto a la Luz,

grito fuerte: ¡Jesús!
 

Cielo y Tierra siempre existirán.

La Verdad y el Amor gobernarán.

Y Dios dictará nuestro destino,

con la Fraternidad y la Gloria

de Su Corazón.

¡El Cristo oraba constantemente!

Jesús nos dejó muchas pruebas sobre los beneficios de la oración y cómo debe acompañarnos en las diferentes ocasiones de la vida. Él mismo invocaba constantemente a Dios (Evangelio, según San Lucas, 22:44, por ejemplo).

Reprodução JEC

Así mismo, tenemos este bendito recurso disponible en cualquier momento: podemos orar antes de dormir, al despertar, antes de las comidas o antes de iniciar una jornada de trabajo o estudio.

La oración para calmar el corazón, independientemente de la tradición de la fe, cuando se realiza de manera justa y honesta, siempre será un camino eficaz para el éxito de nuestras tareas.

Nos ayuda a tener una rutina más ligera y productiva, a tomar mejores decisiones, desde las más comunes hasta las más importantes.

Además, el estímulo que viene del Maestro nos inspira a tener autonomía espiritual, en la que utilizaremos los espacios y recursos sagrados para orar, pero que cada uno busque también el contacto directo con lo Alto (sin intermediarios y en todo momento).

Como en el siguiente pasaje bíblico, porque el Divino Amigo deja claro que la oración funciona y es para todos:

Jesús nos incentiva a orar (Evangelio, según San Mateo, 7:7 al 11):

7 Pidan, y se les dará, busquen, y encontrarán [el Bien], llamen, y se les abrirá. 

8 Porque todo aquel que pide, recibe de Dios, y el que busca, encuentra [el Bien], y al que llama, se le abre. 

9 ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide pan, le da una piedra? 

10 ¿O si le pide un pescado, le da una serpiente? 

11 Pues si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más Su Padre que está en los Cielos dará buenas cosas a los que le pidan!

¡Dios es infinita Bondad! La puerta siempre estará abierta para todo corazón suplicante, cansado y arrepentido que quiera encontrar Paz y fortaleza espiritual para superar sus desafíos u orar por alguien a quien ama.

Sin embargo, en el versículo 7, comprendemos cómo abrir esa puerta y cuál debe ser el objetivo de la oración para calmar el corazón, así como el fundamento de nuestra vida material y espiritual: acercarnos al Bien.

Cuando calmamos nuestro interior, es necesario alejar los sentimientos que nos dañan a nosotros y a los demás (como la ira, el odio, la envidia) y acercarnos a aquellos que aportan serenidad al Espíritu (compasión, perdón, gratitud y empatía).

Haciendo esto, estaremos dispuestos a cumplir otra máxima del Cristo de Dios, que es velar.

Velen y oren, para que no caigan en tentación. A decir verdad, el Espíritu está dispuesto, pero la carne es débil” (Evangelio, según San Marcos, 14:38; y San Mateo, 26:41). 

Mediante la vigilancia, el trabajo en el Bien, pondremos en práctica los buenos sentimientos que se apoderaron de nuestro corazón durante el acto de oración y encontraremos las herramientas necesarias para lograr lo que le pedimos al Cielo y mucho más.  

Y aquí, el trabajo no es solo el que garantiza el sustento material. Tiene que ver con cuánto nos dedicamos a la Solidaridad y a vivir las enseñanzas fraternas de Jesús.

Que iluminará los caminos de los que profesan una creencia religiosa, pero también de todos los que creen en el poder de un Bien mayor.

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