Pasar por la muerte de un familiar, sobre todo de la madre, es un momento de gran desafío para toda la familia. Lidiar con el dolor de la añoranza de la persona querida (que los familiares no verán más en la convivencia diaria) puede generar mucha tristeza. Este sentimiento, si no es bien cuidado, puede incluso desencadenar en una depresión.
Era lo que estaba sucediendo en la vida de Rosimeire Santos, de Salvador, Brasil. Cuando tuvo que lidiar con la muerte de su madre, Maria Madalena, su corazón de hija enfrentó un dolor nunca antes conocido. En ese momento, Rosimeire no soportaba más vivenciar tan profundo sufrimiento, entonces aceptó la invitación de la hermana y conoció la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo1.
“Mi vida antes de la Religión del Tercer Milenio era solo tristeza, duda, incertidumbre, depresión”, cuenta.
“Fui abrazada y bien recibida"
Pero esa realidad se transformó, pues ella encontró la Paz, la tranquilidad y el consuelo para el alma.
“Fui abrazada, bien recibida, amparada. Todas las dudas que tenía en relación a los Espíritus, sobre la vida después de la muerte y la Espiritualidad en general, la Religión del Amor Universal me la sacó”, recuerda.
Descubrir que somos espíritus eternos y que la muerte no acaba con la vida, hizo que Rosimeire lograra transformar el dolor de la añoranza en un sentimiento benéfico, enviando vibraciones de Paz y Amor al Espíritu Eterno de su madre (que sigue viva).
Sobre la realidad de la vida espiritual, afirma Jesús, en Su Evangelio, según San Marcos, 12:27: “Dios no es Dios de muertos, sino Dios de vivos. Como no creéis en eso, erráis mucho” (la negrita es nuestra). En el libro de las Sagradas Diretrizes Espirituais da Religião de Deus, do Cristo e do Espírito Santo [Sagradas Directrices Espirituales de la Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo], vol. I, así registró el Presidente Predicador de la Religión del Tercer Milenio, José de Paiva Netto:
“Aquellos que amamos no mueren jamás, incluso encontrándose ya en el Mundo Espiritual. Muchos permanecen invisibles a nuestro lado, ayudándonos; otros pueden estar necesitando de nuestras oraciones. Oremos por ellos, para que cuando llegue nuestro momento alguien ore por nosotros, y agradezcamos a Dios por ser Dios de vivos”.
De esta forma, Rosimeire empezó a comprender que no había perdido a su madre, sino que estaban momentáneamente separadas entre el plano material y espiritual; no obstante, eternamente ligadas por los lazos del Amor entre ellas. Y por eso, ella afirma que no está sola y que Jesús, el Divino Amigo, la protege y la ampara siempre. Lo que la transformó en una persona alegre y la impulsó a salir de la depresión.
“¡Hoy, mi vida después de la Religión Divina es Fe, Oración y Jesús por encima de todo!”, relata emocionada.
Agradecida por todo lo que recibió, ella también actúa voluntariamente en las actividades de la Religión del Tercer Milenio con el deseo de ayudar a todos los que sufren.
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1 Religión de Dios, del Cristo y del Espíritu Santo — También denominada Religión del Tercer Milenio y Religión del Amor Universal. Se trata de la Religión Ecuménica de Brasil y del mundo.